Mentorias para la vida cotidiana
Cuando no nos quedan reservas de energía tendemos a tomar malas decisiones.
Equivócate pronto para que puedas corregir con toda anticipación. La cultura corporativa suele dar más relevancia a los formularios, procedimientos y reuniones que a la creación visible de valor que pueda ser inspeccionada por los usuarios a intervalos cortos. El trabajo que no produce valor verdadero es irracional. Avanzar en ciclos reducidos en la elaboración del producto permite obtener pronta realimentación de los usuarios y eliminar de inmediato esfuerzos obviamente inútiles.
Observar, orientarse, decidir y actuar.
La dinámica de grupos sólo opera correctamente en equipos pequeños. La cifra clásica son siete integrantes, dos de más o de menos, aunque he visto funcionar de maravilla a grupos de apenas tres individuos. Lo asombroso es que los datos demuestran que un equipo de más de nueve se vuelve torpe. En efecto: más recursos hacen más lento a un equipo.
Personas comunes que se limitan a cumplir su trabajo y carecen de toda hostilidad particular pueden volverse agentes de un terrible proceso destructivo.
Cuando un equipo comienza a acoplarse y sincronizarse puede parecer mágico. Lo sientes al entrar a la sala donde está.
Si atas mucho valor a cosas que no están rindiendo valor, no contarás con esos recursos para realizar otras cosas, como comercializar más, hacer más promoción de ventas o explorar nuevas ideas. Debes tener inventario; la clave es minimizarlo. Tareas que no se terminan y productos que no se usan son dos aspectos de lo mismo: esfuerzo invertido sin resultados positivos. Evítalo.
¿Hay algo que podamos hacer de otra manera para avanzar más rápido?
Si una compañía no gana dinero, no tienes una empresa de éxito; tienes un pasatiempo.
Estás en posición de ajustar incesantemente tu estrategia y de triunfar más pronto.